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LA DOPAMINA

Un estudio del cerebro demuestra que el hombre es naturalmente honesto

La honestidad no depende de la fuerza de la voluntad, aunque sea una opción

 

Un estudio realizado por psicólogos de la Universidad de Harvard, en Estados Unidos, ha demostrado que las personas honestas no tienen que hacer ningún esfuerzo para serlo, sino que les sale de manera natural. En términos neurológicos esto quiere decir que, ante las tentaciones, la actividad cerebral de los individuos honestos no se incrementa, mientras que la de las personas deshonestas sí lo hace. La tendencia a mentir y a comportarse deshonestamente fue visible, gracias a tecnologías de neuroimagen, en diversas partes de la corteza cerebral. Por Yaiza Martínez.

Científicos de la Universidad de Harvard han realizado un estudio de la actividad cerebral durante una serie de pruebas en las que se analizaba la honestidad de un grupo de personas.

De esta forma, descubrieron que la honestidad depende más de la ausencia de tentaciones que de la resistencia activa a éstas o, en términos neuronales, que la actividad cerebral de las personas que son honestas no varía ante la tentación (por ejemplo, de ganar dinero haciendo trampas), mientras que la actividad cerebral de las personas deshonestas se transforma ante la tentación, incluso aunque éstas no cedan a ella.

Naturalmente honestos

Según publica la Universidad de Harvard en un comunicado, para la investigación se aplicaron técnicas de registro de neuroimágenes, que permiten distinguir la estructura del cerebro y su funcionamiento.

Concretamente, los investigadores observaron la actividad cerebral de una serie de personas a las que se les dio la oportunidad de ganar dinero de forma deshonesta, mediante mentiras.

Así, comprobaron que aquellos participantes que no mintieron no mostraron una actividad neuronal adicional cuando decían la verdad. Esto significa que estas personas no siguieron ningún proceso cognitivo extra para “elegir” ser honestos, sino que lo eran naturalmente.

En cambio, en los cerebros de aquellos individuos que se comportaron deshonestamente, se detectó actividad cerebral extra en áreas del cerebro relacionadas con el control y la atención, incluso cuando estos individuos dijeron la verdad.

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